Obesidad: una Enfermedad Compleja y Crónica y no un Problema Estético
POR REDACCIÓN
España está entre los países con mayor número de personas que viven con obesidad en el mundo. En los últimos años, la prevalencia de esta enfermedad ha aumentado considerablemente. En Europa, entre un 11 y un 30%. Y, en España, más de un 16%, según los últimos datos del Observatorio Global de la Obesidad.
Para Victoria Buiza, paciente y presidenta de la Asociación Bariátrica Híspalis Nacional, «una vez que empieza el sobrepeso, algo que está muy normalizado, se llega tarde con las medidas». La obesidad es una enfermedad que progresa con el tiempo.
Y puede acarrear problemas futuros. A nivel sanitario, la mayor severidad y cronificación de la obesidad suele ir asociada a otras comorbilidades como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, problemáticas de salud mental y trastornos de la conducta alimentaria. En definitiva, una menor calidad de vida.
«No son infrecuentes los casos en los que se inicia una problemática de sobrepeso u obesidad durante la infancia y adolescencia y que, finalmente, conduce a un TCA», explica Fernando Fernández Aranda, coordinador de la unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital de Bellvitge y co-director del CIBERobn.
El gran reclamo de pacientes y asociaciones es que la obesidad sigue siendo todavía una patología invisible. «Es necesario reconocer la obesidad como una enfermedad crónica y multifactorial», resume Buiza. Con frecuencia, opina Fernando Fernández, «los aspectos socioculturales sobre la obesidad han contribuido a minimizar su importancia».
Ello, sumado al desconocimiento sobre su impacto real, la dificultad de su abordaje y la evolución crónica «han fomentado la idea errónea de que la obesidad se resolvía con motivación. Simplemente comiendo menos y realizando más ejercicio físico», añade el experto en conducta alimentaria.
Es decir, esta falta de reconocimiento y responsabilidad colectiva es la que, para ambos, hace que la obesidad se vea como una elección de vida o irresponsabilidad de la persona que vive con esta enfermedad. Este estigma genera que las personas se aíslen, se sientan en una situación de inferioridad y se culpabilicen. «La gente tiene la suposición errónea de que nos falta autodisciplina y responsabilidad», explica la presidenta de la Asociación Bariátrica Híspalis Nacional.